lunes, 26 de mayo de 2008

Volcán Lanín

Queda atrás Junín. Su plaza San Martín y su cuadrícula, copy-paste de cuantas ciudades argentinas han crecido de la razón y con los mismos nombres todas: San Martín, Belgrano, O'Higgins y algunas toponimias más: Patagonia, Lolog.... La ciudad de las trucahs, donde compartimos el albergue de Marita y Aldo con dos "iluminetis" del calendario maya....

Finalmente nos decidimos a subir al Lanín. Maravilla invariable, caluroso de día y congelado de noche.

Cuentan los mapuches que en el volcán Lanín hay una ciudad escondida, y que el que logra alcanzarla no vuelve durante años. También cuentan que el volcán se enfada cuando los gringos intentar alcanzar su cumbre, y los castiga con temporales de nieve y viento. Leímos este cuento en el refugio CAJA (Club Andino Junín de Los Andes), a casi 3000 metros de altura, despúes de un ascenso rápido, tranquilo y con un día estupléndido... El Lanín nos regaló una puesta de sol maravillosa y una noche estrellada. La cenita de rigor, a la luz de las velas y los frontales, con los mates de nieve derretida, la ensalada y la pasta con sofrito de verduras... Sólo faltaba Pepe (que está ya en Buenos Aires)... y el dulce de leche ("me estoy quitando..."). A la mañana siguiente queríamos llegar a la cumbre de este cono perfecto que es el Lanín, coronado por glaciares blanquiazules. La nieve invadía el refugio cuando llegamos. Logramos sacarla, dejando "sólo" una fina capa de hielo en el interior y un viento huracanado fuera. No cesó en toda la noche. No dormí. Frío. El único calor, el humano. Al abrir la puerta por la mañana vimos y sentimos el temporal blanco de viento y nieve. El Lanín estaba enfadado con los gringos -que éramos Jesús y yo- y había decidido no dejarnos subir, protegiendo así la ciudad escondida, tal como cuenta la leyenda de los mapuches... Hay otra teoría alternativa, y es que ésta vez Pepe no estaba, y sin él el Trentren (el dios de los volcanes) prefería no dejarnos pasar. Si no, cómo explicaríamos que fuera posible el ascenso al Monte Tronador y no al Lanín??

Fuera como fuese, estaba claro que teníamos que bajar, sin falta. El Lanín no pretendía ponernos las cosas fáciles. Apenas podíamos divisar el paisaje entre la niebla, intuyéndolo de roca y nieve heladas. Las ráfagas de viento parecían querernos tirar al suelo. Con paciencia y las raquetas, "poc a poc i bona lletra", llegamos hasta el refugio militar, un poco más abajo, y de ahí empezamos lo que sería un descenso "normal".

jueves, 15 de mayo de 2008

Junín de los Andes

Siento la acción transformadora de este viaje, que me va dejando absorta en el paisaje agreste durante un trayecto en autobús, estupefacta ante una conversación con un paisano en el bar Tandil (o un bar manolo), o sorprendida en la sobremesa del albergue en un mano a mano con Jesús. Lejos estoy de la urbanita apresurada que llegó a Argentina casi tres meses atrás. Llueve. Pues qeu llueva. No tengo prisa. Espero.
Junín se presenta en la Lonely como un destino poco turístico. El intercambio con los lugareños es loq eu le da sentido a mi estar aquí. Poco importan ya los paisajes, o las truchas que potencialmente se pordían pescar en el Aluminé o el Chimehuin.
Un artesano nos cuenta que los mapuches laburan la madera y él la comercializa a cabmio de no pagar el alquiler del local de la feria artesanal (a la municipalidad). 700 socios mapuches hacen artesanía en la que imprimen sus nombres y el precio del trabajo. Todo lo que se paga va para quien elabora la artesanía.
Otro artesano nos introduce a la simbología mapuche y a su izquierdosa visión de la política local y global.
Un paisano nos descubre sus 69 años de vida, con 4 mujeres, 15 hijos, 2 caballos, 8 ovejas y 14 vacas. Nos invita a un asado para mañana.
Es un lujo estar aquí. No por lo medible en dinero, ni siquiera en tiempo. Es aprendizaje constante, en estado puro (si eso existe). Bona nit...

miércoles, 7 de mayo de 2008

Nahuel Huapi, a salto de mate

A salto de mata es un modus vivendi, o modus viajandi... A salto de mate es la misma filosofía, pero aplicada a las tierras argentinas, en las que el mate se convierte en compañero indispensable de lo cotidiano. Así viajan Pepe y Jesús. Así creía que viajaba yo hasta que les conosí. Los días transcurren tranquilos . Sin prisa pero sin pausa, sin guía pero sin tregua. intersección de inquietudes qeu se van materializando en conversaciones, excursiones, libros o trepadas.

Llegamos a Bariloche y aterrizamos en el albergue (La bolsa del deporte), el qeu sería nuestro campamento base. Visitamos Colonia Suiza, una visita de oficio (Pepe y Jesús se dediccan a la madera --> vimos obras de arte arquitectónicas y conversamos unos mates con un carpintero hijo de los colonos suizos, en su aserradero, en compañía de su guanaco Quico). De ahí esquivamos el telesilla que sube a cerro campanario, degustamos los pasteles de la confitería de la cima y devistamos una hermosa puesta de sol sobre el Lago Nahuel Huapi.




El parte climático nos animó a subir el Monte Tronador. No dio tiempo de alquilar material para todos, así que llegué en la ascensión hasta donde pude. Subimos de noche al refugio Otto Meiling, que se convirtió en una mansión para los tres (no subión nadie más). Comida, material, leña, mate, lecturas.. Paisaje volcáncio cubierto de glaciares. Amanecimos con el sol y empezamos a caminar por los blanquiazules de hielos y nieves. No recuerdo haber estado nunca en un paisaje similar, con las grietas rodeándonos y el "Trona" (Monte Tronador) imponente, el sol... qué luz!! Una se siente nada ante tanta inmmendisad. O Dios, ante tal espectáculo. jesús dice qeue el blanco nos atrae fatalmente, por eso la gente se "vicia" a los paisajes glaciares. Quizás fue eso lo que pasó. Yo estaba maravillada. Subí hasta donde pude sin crampones, luego baje´y dissfruté del un reencentro con Castoriadis ante un mirador al glaciar. Los vaivenes de la luz o el planear de los cóndores me "desconcentraban" de la lectura. Pepe y Jesús hicieron cumbre, ante mi sana envidia. Lo celebramos con vino argentino y jamón ibérico, un fueguito y unos mates de agua de nieve en el sofá (sofá!!) del refugio.
El descenso a Pampa Linda fue también de unahermosura difícilmente descriptible. De glaciares a abruptos paisajes de formación volcánica, bosqeus de nothofagus (lengas, coihues...) y sus verdes barbas, a selvas de bambú por senderos o barrancos impracticables.
Celebramos otra noche más en el "camping agreste" (camping libre) de Pampa Linda, con asado incluido!! "Qué mal nos lo montamos"- no parábamos de comentar... Plantamos la carpa pero hicimos vivac, bajo un cielo espléndido, bajo el cobijo de la cruz del sur y la luna creciente...

Días de descanso en Bariloche antecedieron la siguente excursión... Recopilar materia y rumbo a Frey! La amenaza de lluivia no nos dertieno. Tengo nuevos pies de gato y el camino de Cerro Catedral hasta el regufio de Frey se presenta fantasmagórico. Por la luz intensa de nubes, por el bosque anteriormente quemado y recubierto con las nuevas cenizas, las del volcán. Por el bosqeu de coihues llegamos a "Piedrita", un refugio incrustado en la roca, y continuamos hasta el refugio y lago y aguja de Frey (aquí les encanta mponer el mismo nombre a todo: lagos, agujas, montes, refugios, ríos, calles, pueblos..). Lindo paisaje, con el lago reflejando las agujas del cerro y el viento esculpiendo las piedras. Reconciliación con la escalada clásica. Me enfado con mi cuerpo y mi técnica, ambos adormecidos. me alegro de subir. Me motivo para continuar. Llegamos a la cima por la vía Cifuentes-Weber. Hermosa. QUé vista!!

En Bariloche nos deparaban más días de lluiva oñal. OLa bosla devino un refugio literario entre las "Metáforas que nos piensan", los imaginarios sociales, los cuentos e historias patag´nonicos y el cine local (Alabanza a la Papa, Cuestiones límitrofes entre Chile y Argentina...). Desafiamos la lluvia rumbo al Valle Encantado. Se llama así por las formaciones rocosas, y realmente el lugar merece su nombre. La lluvia nos encarceló en una cueva maravillosa, en una cueva cinco estrellas donde no nos faltaba el fuego diario, ni la comida bien ordenadita en la despensa colgante, ni las largas horas de lectura literaria o patagónica. Allí nos contábamos cuentos mapuches antes de ir a dormir, familiarizándonos con el ideario y vocabulario de esta "gente de la tierra" (mapu= tierra, che= gente) [Cuentan los mapuches]. Allí aprendimos sobre los propietarios de la Patagonia y sus trapos sucios y supuestas filantropías [La Patagonia vendida] y sobre las historias ingenuas que cuenta el abuelo a Clarita, hablándole sobre el monstruo del lago ness patagónico (el nahuelito), las aventuras de los primeros pobladores y las relaciones que estos tuvieron con los colonizadores que fueron llegando en contagotas [Clarita del Sur] Allí recuperé a Kundera [La immortalidad] y... en fin, largas horas de lectura desde el saco, con la lluvia de fondo y a la orilla del fuego. NOs dio el tiempo (meteorológico) para hacer alguna excursión fuera de la cueva, pero lo de escalar... va a ser en otra ocasión.
No fue hasta la vuelta a Bariloche, en una visita a la bilbioteca del centro, que descubrimos que habíamos estado habitando la Ciudad de los Césares, el paraiso que numerososo extranjeros del siglo XVI y XVII andaban buscando...







"Y cuando algun viandante deprevenido se detenga en el valle encantado y sugestionado por el hechizo pregunte por la ciudad de los Cësares le bastará llevasr la mirada a la cumbre de la montaña guardada pr las cumbres graníticas empotradas en la falda antes de alcanzar el azul del legendario río habrá encontrado seguramente la respuesta. "