jueves, 19 de junio de 2008

Temuko-Las Lajas

Necesitaba salir de Temuko. Salir de la ciudad, salir del Robertáculo, donde la vida se anclaba en la actividad social constante (fuera debate, política o arte). Al acercarnos a la cordillera se me iba dibujando una sonrisa en la cara. La altura, el paisaje agreste. Rocas caprichosas y vientos fuertes. Las primeras nieves. Temuko-Lonquimay- Pedregoso- Paso del Pino Hachado entre buses y dedos. La aventura empezó después en Pino Hachado, el paso internacional entre Chile y Argentina. Un par de argentinos nos levantaron, más preocupados en empinar el codo que en manejar. Con el hielo y el viento blanco de la cordillera, aprovechamos que el conductor bajó a por tabaco para quedarnos a conocer un "loco" que regentaba el restaurante "Águila Mora", deseando qeu nos ofreciera un techo donde dormir. La velada terminó bien surrealista. Empezó con un guiso de mara (liebre patagónica) y un vino, y terminó con guitarreo y canciones de otros tiempos. Alejo -el dueñodel restaurante- ha vivido del esquí, y a sus 55 se retiró a Pino Hachado, montando un pequeño restaurant entre bosqeus de araucarias y paredes basálticas. El invierno no da tregua en este paraje. Viento patagónico y nieve de cordillera. Sin cesar. En la cena estaban invitados también Lucas y los hijos de Hernán...

Lucas, porteño, acaba de venir a pasar el invierno con Hernán, otro "loco" que en 2001 se instaló con 2 cabañas y 30 huskies a probar suerte en el monte. Como es territorio de veraneada mapuche, igual tienen sus conflictos, pero todo parece andar sobre ruedas... o mejor, sobre trineos.

Y a la carretera otra vez. Dedo entre paisajes nevados...
Un amable camión nos levantó desde Pino Hachado hasta Las Lajas, pequeño pueblo que desconoce todavía el turismo internacional. Algunos pesos (argentinos) nos han permitido sacarnos un peso de encima: la necesidad vital de una ducha, un colcjón, de sacar el olor a humedad de la ropa y cocinar a nuestras anchas en una COCINA (pasta con frutos del mar, espinacas y cebolla...mmmm....). Y lo más importante: disfrutar de calma y silencio. Hacer vacaciones del frenético ritmo social de Temuko.

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