sábado, 26 de julio de 2008

pegando carona

Pegar carona= hacer dedo. Grata forma de recorrer kilómetros, conociendo las entrañas motorizadas del paisaje. Inmersión fortuita en el trayecto de otra persona. Un compartir espontáneo, fruto de la espera de uno, la complicidad de otro y la curiosidad de ambos. Acá en Brasil hay "Pontos de carona". No constan en los mapas ni en las gu~ias, ni señal alguna los anuncia. Pero la gente los conoce y los usa. Lo primero es informarse dónde están. A veces se coparten con la parada del bus, otras no. Sí se comparten a menudo con otras personas... La espera empieza dulce, con un toque de humos. A medida que avanza el tiempo, se pelean el aburrimiento y el enfado, de tal manera que los coches o camiones uqe pasan de largo lo hacen con un alud de cr~iticas variadas como propina. A ratos empezamos a elaborar una carta a los reyes, una lista de deseos sobre nuestra prócimaa carona. Que sea un rico fazendeiro (y lo fue) o uno del IBAMA (y tambíén). Que sea un conductor destartalado de coche destartalado. O una cucaracha con altavoces de música electoral. O un quilombola urbano. O un pol~itico. O un negro capoeirista. O alguien que se dedique a la cultura... Ni más allá, ni más acá, un polic~ia militar en vías de poner en marcha una pequeña fazenda de vacas, un camionero pernambucano con mucha buena fe del que no entendíamos ni media palabra, un camionero que había dejado la industria cervezera después de haberse formado en sus secretos en Alemania, unos guías turísticos con sed de fiesta.... Antes de eso fueron los eucalipteros. En Bahia ya no mas.

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