jueves, 10 de abril de 2008

El Fitz Roy en primavera

La tarde anterior estuve mirando alternativas, pq Fitz no aparecía y la nieve tampoco se cansaba. Pensaba ir a Puyehue, una zona volcánica fronterera a la altura de Bariloche, con el primer bus qeu encontrara.

Por la noche Mariana dictaba el siguiente poema de Bécquer a Mercedes:
Hoy la tierra y los cielos me sonríen
hoy lleg al fondo de mi alma el sol
hoy la visto... la he visto y me ha mirado
hoy creo en dios!

Es lo primero que me ha venido a la cabeza esta mañana cuando he visto el pueblo nevado y el cielo despejado. He salido en pijama, con un forro polar encima, a cruzar el pueblo para efectivamente verle... al Fitz Roy!!!

Ojalá, como Gernouille en El Perfume, pudiera captar los olores, para transmitir el de los bosques de ñires y lengas, y transmitir también de forma fiel el chasquido de la nieve virgen bajo las botas de pies cansados (este quizás ya lo conocéis).

Subí por enésima vez el camino que llega hasta Laguna Capri para saludar al Fitz Roy desde el mirador, pero fue también una despedida, porque las nubes acechaban otra vez.

Por la noche, preparé una fideuà de despedida en Hem Herhu, en versión vegetariana porque en El Chaltén no venden pescado y sólo se puede pescar una trucha al día.

Irme de Hem Herhu fue otra vez partirse den dos. Mariana dijo que uno se encariña rápido con los viajeros del albergue, pero que esta vez había sido distinto... tantos días en familia!! Si lo llega a repetir dos veces, no me voy! Finalmente me fui, con las mochilotas, como había llegado unos días atrás, y con tres trocitos de tarta casera en la mano, una despedida más encima y los pies doloridos.

Camino hacia el bus me encontré con Valerio, a quién pensaba que ya no podría despedir. Finalmente ese día subió a la laguna de los tres (a los pies del Fitz Roy). Bueno, quizás la próxima vez podré llegar hasta allí, con buen tiempo!

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